De cabello rubio frondoso y ensortijado, de piel blanca caribeña y de escasas palabras, Carlos El Pibe Valderrama, el mejor futbolista colombiano de todos los tiempos, continúa enamorado de la pelota y con pocas ganas de quitarse el 10 de su espalda.
El Pibe, como simplemente el fútbol le conoce, matriculó su nombre y su estilo de juego en la época más brillante del balompié cafetero. Los años noventa lo recordarán como aquel capitán que con un ritmo pausado y seguro fue capaz de burlar la táctica con la precisión de la magia.
El Flaco César Luis Menotti, en una charla de café y cigarrillo, describió a Valderrama, uno de sus preferidos en el campo, como "un mago de la inteligencia, que sabe la ubicación de sus compañeros casi sin mirarlos y que les entrega el balón como con la mano".
Francisco Pacho Maturana, quien lo dirigió en los Mundiales de Italia 90 y de Estados Unidos 94, y fugazmente en el Real Valladolid de España, en 1991, lo recuerda como "el cerebro de la selección colombiana". "Con sólo tenerlo en el campo Colombia ya ganaba en lo anímico 1-0 y el rival sentía eso en el campo", asegura Pacho.
No en vano, Valderrama fue considerado como el mejor futbolista de América en 1987 y 1993, y en sus actuaciones en Italia 90, Estados Unidos 94 y Francia 98, su última Copa del Mundo y bajo la tutela de Hernán Darío Bolillo Gómez, siempre apareció en la galería de las estrellas.
"Para un futbolista el Mundial es lo máximo, es como la fiesta de 15 años para una señorita o el grado para un profesional. Eso es el Mundial para mí: una fiesta de los mejores jugadores y selecciones del mundo", dijo Valderrama en una entrevista.
Pero la historia del Pibe, esa que comenzó escribiendo en las ardientes canchas polvorientas de Pescaíto, su barrio natal en Santa Marta (costa del Caribe), también tiene interesantes capítulos exitosos y otros muy discretos en los diez clubes para los que ha jugado: cinco de Colombia, uno de Francia, uno de España y tres de Estados Unidos.
No en vano, Valderrama fue considerado como el mejor futbolista de América en 1987 y 1993, y en sus actuaciones en Italia 90, Estados Unidos 94 y Francia 98, su última Copa del Mundo y bajo la tutela de Hernán Darío Bolillo Gómez, siempre apareció en la galería de las estrellas.
"Para un futbolista el Mundial es lo máximo, es como la fiesta de 15 años para una señorita o el grado para un profesional. Eso es el Mundial para mí: una fiesta de los mejores jugadores y selecciones del mundo", dijo Valderrama en una entrevista.
Pero la historia del Pibe, esa que comenzó escribiendo en las ardientes canchas polvorientas de Pescaíto, su barrio natal en Santa Marta (costa del Caribe), también tiene interesantes capítulos exitosos y otros muy discretos en los diez clubes para los que ha jugado: cinco de Colombia, uno de Francia, uno de España y tres de Estados Unidos.
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